sábado, 3 de julio de 2021

Escapada a Talamanca del Jarama

 La semana Santa de este año 2021 no ha sido muy viajera que digamos. Puesto que no se podía salir de la Comunidad de Madrid decidimos escaparnos dos días a Talamanca del Jarama, pueblo que suele conocerse como un pueblo de cine ya que por sus calles se han rodado películas y series de televisión, además de tener murallas de origen árabe, un puente romano y hasta un ábside mudéjar.

Situado en la cuenca media del río Jarama, en apenas una hora desde nuestra casa, llegamos hasta este pueblo tan atractivo como desconocido de nuestra comunidad.

Comenzamos dando un paseo por sus calles, dejándonos llevar por el azar a ver que descubrimos. Antes de tomar el puente nuevo para salvar el Arroyo de Valdejudíos, vemos una construcción de ladrillo con frontón curvo en la fachada que se conoce como Bodega del Arrabal. En el siglo XVIII los cartujos la utilizaron para trasladar el vino a las tinajas desde la Cartuja, monumento que veremos más tarde. Atravesando la puerta de la Villa llegamos a la Plaza de la Constitución, espacio abierto y lugar de reunión presidido por el morabito o ábside de las maravillas, presbiterio de estilo mudéjar castellano-leonés. 


Seguimos callejeando hasta llegar a La Cartuja, un inmenso complejo agrícola-ganadero que levantaron sobre un antiguo edificio los monjes del monasterio de El Paular a mediados del siglo XVII. Es aquí dentro donde se han grabado numerosas películas nacionales e internacionales y por sus dependencias y patios han pasado Marlon Brando, Sigourney Weaver, Natalie Portman o Paul Naschy entre otros. Un frontón curvo con  molduras barrocas y coronado por una cruz constituye la impresionante entrada al recinto que sólo puede visitarse en la semana de del festival de cine de Talamanca que se celebra cada año a primeros de junio.

 Caminando por la fachada de la Cartuja llegamos a la Iglesia de San Juan Bautista y su ábside semicircular con capiteles labrados en sus columnas adosadas. Motivos vegetales, criaturas, arpías y rostros perdidos son los que vamos encontrando en nuestra observación de los capiteles.

Y como ya vamos estando cansados, volvemos a la furgoneta para dirigirnos con ella hacia el puente romano y a su área recreativa con la intención de comer y descansar. Debido a la pandemia el lugar está cortado al tráfico, así que volvemos sobre nuestros pasos y aparcamos en el cercano polideportivo, desde el cual después de la siesta nos acercaremos andando al puente romano y daremos un paseo entre Chopos por el área recreativa.

De la época romana sólo le quedan al puente los cimientos, pero lo cruzamos para llegar al antiguo cauce del Jarama situado casi medio kilómetro más allá. Lo que cruzamos por encima del puente es un tímido canal de riego que apenas lleva agua.

Con los últimos rayos de sol de la tarde nos acercamos hasta el puente colgante de la localidad, este sí sobre el río Jarama y volvemos para tomar un refrigerio en uno de los bares situados en el Arroyo de Valdejudíos. A la mañana siguiente nos dirigimos a Patones donde hemos quedado con un amigo para hacer una ruta de senderismo y subir al Cancho de la Cabeza, con espectaculares vistas sobre al antiguo pueblo del Atazar y el embalse.


Cancho de La Cabeza



 


jueves, 14 de enero de 2021

Excursión Puente de La Marmota

 
Las restricciones del Covid-19 nos han impedido salir estas navidades con la furgoneta por lo que hemos decidido hacer alguna excursión cercana a nuestra localidad. El 29 de diciembre nos desplazamos hasta Colmenar Viejo para iniciar una ruta andando hasta El Puente de La Marmota. 

Aparcamos el coche en la estación de renfe de Colmenar y desde ahí atravesando el polígono industrial se llega al sendero de inicio de la ruta. Recomiendo ir y volver por el mismo sendero y no intentar hacerla circular como aparece en algunos track de wikiloc, ya que eso es lo que intentamos hacer nosotros y perdimos varias veces el sendero, además de tener que atravesar una finca privada de la cual tuvimos que salir arrastrándonos por debajo de una verja. La ruta se hace por un sendero ancho en el que llegas a un punto desde el que se ven las cuatro torres de Madrid y desde ahí comienza la bajada por un camino más estrecho hacia el puente de
la Marmota, lugar espectacular con las vistas sobre el río.

viernes, 9 de octubre de 2020

Cantabria (III)

 Día 10: Ruente - Ucieda - Cabuérniga - Barcena Mayor

Nos gusta tanto esta zona que decidimos quedarnos y explorar un poco más el Valle del Saja. Esta mañana hemos ido corriendo hasta Ucieda desde Ruente llegando concretamente al Barrio de Arriba, desde el que localizamos una senda que entre cultivos llega al Barrio de Abajo y de ahí a la carretera principal, que nos devuelve de nuevo al inicio de nuestra ruta, el parking donde hemos pasado la noche. Después de la ducha y un café cogemos la furgoneta para visitar Barcena Mayor, haciendo una primera parada en Cabuérniga, capital del valle. Aquí nos encontramos de nuevo con las casonas cántabras de piedra, compramos queso Gomber de la cercana fábrica y seguimos descendiendo por los encantadores pueblitos del valle hasta llegar a Barcena Mayor.

Barcena Mayor está abarrotada de gente, el parking de la entrada apenas tiene sitio para aparcar aunque después de un par de vueltas conseguimos un sitio y como es la hora de comer no nos atrevemos a entrar al pueblo, comemos en le furgoneta y después de la ya tradicional siesta nos ponemos en marcha hacia el pueblo. Buena elección ya que las hordas turísticas habían casi abandonado el pueblo, aunque todavía quedaban algunos rezagados que empezaban a comer y eran las cinco de la tarde. Hermoso pueblo muy bien conservado, es otro de los pueblos más bonitos de España, con casonas de piedra, calles peatonales, flores en los balcones de las casas pintados de negro, junto a restaurantes que ofrecen la comida típica de la zona.
  
Todo está tan reluciente que parece que no viva nadie, con una aire de parque temático artificial que me repele un poco. Salimos del pueblo para hacer una ruta hasta la "Poza negra" que como no está señalizada no sabemos encontrarla, pero seguimos caminando en medio de un paisaje precioso siguiendo el curso del río. 
Volvemos a dormir a Ruente porque en realidad no hay otro sitio mejor en la zona, una explanada de hierba y árboles al lado del ayuntamiento y desde donde comienza la ruta que haremos al día siguiente. Por la noche antes de dormir damos un paseo por Ruente llegando a la Fuentona iluminada y recorriendo sus calles bajo la luz de la luna.

Día 11: Ruente - Monte Aá
Iniciamos la ruta de senderismo desde el parking en el que llevamos ya dos noches durmiendo. Comienza la ruta entre granjas de vacas tudancas con algún toro suelto que nos aparece en medio del sendero. Fuerte subida hasta el Monte Aá desde el que se ve a un lado Ruente y al otro lado Cabezón y Santibañez. Hay unas nubes arriba que no nos dejan ver muy bien pero en un momento se despeja todo y podemos observar la belleza de ambos valles. La bajada es un poco tortuosa y empinada pero en unas cuatro horas desde el comienzo llegamos de nuevo a nuestra casita con ruedas. Por la tarde una merienda en "La oca del océano" recomendable tetería con unas tartas buenísimas, tés y batidos de frutas, unos cocktails muy apetecibles y una decoración asombrosa en una casona al pie de la carretera principal de Ruente.


Día 12: Carmona - Valle del Nansa - Prellezo
Por fin abandonamos Ruente para ir hasta Carmona y descubrir al llegar que ya habíamos estado allí dos años antes cuando fuimos a Tudanca. Seguimos hasta Puentenansa donde paramos a desayunar y a hacer unas compras, siguiendo por carretera hasta Sobrelapeña, punto en el que nos desviamos siguiendo el río Lamason y el camino Lebaniego, hasta continuar por la senda del Nansa llegando a Los Tánagos, hacer una parada y aparcar en la ría Tina Menor cuyo paisaje es precioso, con barquitos y una vegetación que va formando isletas entre el barro. Vamos andando hasta la Playa del Sable que se encuentra al final de la ría antes de llegar al Cantábrico. Preciosa playa, muy ancha y tranquila donde se practica padre surf y navegan barquitos hacia el mar. 

Vuelta a la furgo para comer y descansar ya que a la tarde nos acercaremos a Prellezo y hacia la Playa de Berellín aunque antes damos un paseo por los acantilados buscando un castro antiguo que supuestamente estaba allí, pero del cual apenas quedan restos en una finca con alambrada y ovejas.
Buscando un lugar para dormir vemos que en el acantilado sobre Berellín hay muchas autocaravanas aparcadas pero descubrimos que es de pago y encima esta abarrotado, por lo que seguimos buscando entre los acantilados de Prellezo y decidimos quedarnos en un camino que lleva a la Punta del Moro. Precioso lugar con vistas espectaculares sobre el mar y los acantilados y al lado de un prado lleno de vacas que casi llegan hasta la furgoneta atraídas por las notas de la guitarra de Raúl.

Día 13: Playa de Fuentes - Mirador del Remedio
Nos levantamos mirando al mar y es tan bonito todo lo que vemos que nos entran ganas de correr. Nos ponemos nuestras zapatillas y hacemos una ruta corriendo hasta la Playa de Fuentes. Aunque en un momento dado corremos por carretera, se pueden ver los Picos de Europa durante un momento en que sale el sol y las nubes aun no los han cubierto. Desde la Playa de Fuentes encontramos un camino que va paralelo a la costa y corriendo entre los acantilados nos lleva a la Playa de Berellín, a la cual bajamos para observar lo bonita que es y desde allí volver a Prellezo y a nuestra furgoneta. Merecido desayuno de la Royal III, la casa de las corbatas de Unquera, situada al borde de la carretera nacional que nos lleva ya de vuelta a San Vicente de la Barquera. Segunda oportunidad para esta localidad que ahora nos gusta un pelín más, sobre todo su casco histórico con la Iglesia y el castillo aunque está tan llena de turistas que salimos de nuevo en estampida.

Queremos pasar una tarde tranquila por lo que buscamos un lugar al lado del mar para quedarnos y dormir también allí. Atravesamos una vez más Comillas y llegamos al Mirador del Remedio cerca de Liandres. Como la tarde es larga no podemos evitar dar un paseo andando hasta Comillas, tomarnos unos helados Regma y volver a la furgoneta justo para la puesta del sol, momento en que el mirador se llena de coches, autocaravanas y furgonetas para disfrutar de la puesta de sol. Momentos después y cuando ya es de noche comienza una lluvia que no para en toda la noche y sigue incluso al día siguiente para despedir nuestro viaje por Cantabria.





martes, 6 de octubre de 2020

Cantabria (II)

 Día 6: Collados del Asón - Liérganes

Para comenzar nuestra ruta de senderismo nos dirigimos al parking del Parque Natural Collados del Asón donde dejamos a Manuelita entre caballos que pasean entre las campers y las autocaravanas. Desde el mismo parking parte el sendero que conduce a varias rutas, nosotros elegimos "La Vuelta a la colina" de unos 15 kilómetros que comienza en los collados y en unas cuatro horas de duración nos llevó por lugares muy curiosos, como un canal entre rocas debido a que es una zona kárstica y hay muchos agujeros y cuevas debido al agua que se va filtrando entre las rocas. 
La colina tiene estupendas vistas a un antiguo glaciar, al valle del Asón y a las praderas llenas de vacas pastando junto a las casas paniegas para el ganado.
Después de comer conducimos hasta Liérganes pueblo considerado uno de los más bonitos de España. Casco histórico pequeñito con casonas solariegas pertenecientes a los indianos que se marcharon a América y volvieron cargados de dinero que emplearon en mostrar su ostentación en los palacetes y casas que se construyeron. Aparcamos al lado del puente Romano (aunque es del siglo XVI) y de la estatua del "Hombre Pez". 

A la mañana siguiente decidimos subir andando a lo que llaman "Las tetas de Liérganes" que son dos pequeños picos que se ven desde el puente romano y sobre el pueblo. No hay sendero por lo que hay que andar por la carretera que usan los ganaderos de las casas pasiegas. Tardamos una hora y media en llegar que redujimos a media de vuelta ya que volvimos corriendo. Desde lo alto de las tetas se divisa la bahía de Santander con sus barcos y su mar azul entre nubes que lo cubren.

Día 7: Liérganes
Después de la subida a las tetas comemos en una pizzería y después de una merecida siesta parece que no podemos estarnos quietos con lo que damos un paseo hasta Rubalcaba pueblito a dos kilómetros de Liérganes que cuenta con la famosa "Cruz de Rubalcaba" en uno de los muros de piedra de una casona del pueblo.


Cena en la furgo, breve paseo antes de dormir por el parque fluvial del pueblo y despedida del hombre pez antes de dormir. La leyenda del "Hombre pez" es muy curiosa ya que habla de un hombre del pueblo que desapareció en la ría de Bilbao adonde su madre viuda lo mandó a trabajar. Era un excelente nadador pero un buen día estando con unos amigos se fue nadando ría abajo y desapareció hasta que cinco años más tarde, en 1679, unos pescadores que estaban faenando en la bahía de Cadiz lo encontraron y lo llevaron al convento de San Francisco, donde la única palabra que le arrancaron fue Liérganes. Hasta allí lo llevaron, donde su madre lo reconoció para quedarse a vivir con ella. A pesar de vivir tranquilo andaba descalzo y desnudo por las calles, hecho que llevó a la gente a considerarlo un loco, hasta que nueve años después desapareció de nuevo en el mar. El último testimonio que se recoge es de un pescador de San Vicente de la Barquera que lo vio alejarse mar adentro junto a una manada de delfines.

Día 8: La Cavada - Puente Viesgo
Nos levantamos con alma de runner y corremos hasta La Cavada, otro pueblo que se encuentra a unos cuatro kilómetros de Liérganes. Compras en el supermercado antes de encender la furgoneta y poner rumbo a Puente Viesgo. Llegamos a la hora del aperitivo y como hemos aparcado detrás del balneario nos hemos encontrado con la Iglesia de San Miguel que está construida en estilo románico pero en el siglo XX y enfrente la cafetería "El Parque" donde sirven unos vermouths caseros y unas gyozas deliciosas. Tarde tranquila por el pueblo y por la vía verde convertida en un paseo muy agradable paralelo al río, donde puedes ver el antiguo apeadero convertido en oficina de turismo y unos vagones de tren de los que circulaban por allí. Puente Viesgo es famoso por su balneario que ahora cuenta con varios tratamientos y con el circuito del agua donde puedes entrar en una piscina de flotación y contratar cena o comida además de masajes y piscinas.

Día 9: Parque de Secuoyas - Cabezón de la sal - Ruente
Madrugamos para visitar el parque de Secuoyas situado a dos kilómetros de Cabezón de la sal. Son las 10:30 de la mañana y los dos primeros aparcamientos están llenos ya que son los más cercanos a la parte del parque donde están las secuoyas. Nosotros aparcamos en el parking de más arriba y entramos por el sendero Eucalipto que te lleva por una senda entre estos árboles hasta las secuoyas, aunque en un momento nos desviamos sin saber por qué y cogimos el sendero castaño aunque en breve llegamos a las impresionantes secuoyas, altísimas e incluso algunas de ellas necesitarían varias personas uniendo sus brazos para abarcar su perímetro. 
Caminamos entre estos inmensos gigantes y volvemos por otro sendero hacia el parking que ahora no sólo está abarrotado sino que hay coches aparcados en la carretera. Paramos en Cabezón de la sal para hacer algunas compras antes de ir a comer visitando su casco histórico donde recabamos información del Valle del Saja o Cabuérniga para los siguientes días. Nos dirigimos a Ruente para comer en el restaurante "La Nogalea" un riquísimo cocido montañés que no puede finalizar sin una merecida siesta en la furgo; paseo hasta La Fuentona, un manantial de agua que hay en el pueblo y que en determinados periodos se seca y al cabo del tiempo vuelve a fluir. Como nos parece poco la caminata para bajar el cocido nos dirigimos hacia Ucieda, concretamente al área recreativa Saja o Campa de Ucieda o Casa del Monte (se la conoce por todos esos nombres). Desde aquí parten senderos para andar o hacer en bicicleta, muchos de ellos son parte de la famosa carrera los 10.000 del Soplao. Anduvimos un durante una hora y media por la senda denominada "Los Puentes" por una pista forestal entre helechos y una fuerte subida. Como no se puede dormir en el área recreativa decidimos volver a Ruente donde al final del pueblo hay una amplia pradera para aparcar furgonetas y autocaravanas al lado del río.







Cantabria (I)

 Este verano de 2020 tan atípico nos apetecía ir a montaña y aprovechando que nuestro hijo acudía a un campamento en Cóbreles (Cantabria) decidimos quedarnos por la zona. Como conocíamos algunos pueblos de la costa fijamos nuestro destino en zonas de interior, visitando los valles del Río Ansón, valles paniegos y el valle de Cabuérniga entre otros.

Día 1: Madrid - Cóbreces

Llegamos a Cóbreces al mediodía buscando el albergue donde Álvaro se va a quedar durante trece días. Dicho albergue está situado al lado de la Iglesia de San Pedro Advíncula que es la iglesia parroquial de la localidad, construida en estilo neogótico afrancesado entre 1891 y 1894, de color rojo y con vidrieras geométricas de arco apuntado, lo cual resalta con el color amarillo del albergue que está a su lado. Aparcamos la fugo en la parte de atrás de la iglesia que da a un pequeño parque con césped y fuente incluida. Paseamos hasta la playa de Luaña donde se desarrollarán parte de las actividades del campamento de aventura de Abancay. 

Día 2: Parque natural Oyambre - Comillas - Ramales
Después del desayuno nos dirigimos a San Vicente de la Barquera pero hay tanta gente y tantos coches que no conseguimos aparcar así que tras dar un par de vueltas buscando aparcamiento nos volvemos hacia Comillas pasando por el Parque Natural Oyambre que nos sorprende por su zona de marismas y sus bosques. 
De nuevo en Comillas aparcamos la furgo al lado del cementerio de las ruinas góticas situado en el lugar de una iglesia parroquial del siglo XV o XVI que según cuenta la leyenda fue abandonada tras un incidente entre la población y el administrador del Duque del Infantado por unos asientos reservados a los feudatarios de estas tierras. Con el tiempo la parroquia fue utilizada como cementerio e incluso necesitó una ampliación que en 1893 se encargó al arquitecto modernista Lluis Domenech i Montaner que colocó un muro de mampostería alrededor rematado con pináculos y junto al arquitecto Llimona realizó la fachada de acceso y los mausoleos del interior. Limona también realizó la escultura de "El ángel exterminador" que más define la imagen del cementerio. Finalizamos nuestra visita con un paseo por las calles y plazas de Comillas hasta llegar al Palacio de Gaudi, al que no entramos porque ya lo conocíamos. 
Una vez que Álvaro se quedó en el albergue y en apenas una hora llegamos a Ramales de la Victoria sobre las cinco de la tarde y aparcamos en la entrada del pueblo, en el parking del polideportivo. 
Damos una vuelta por el pueblo, llegamos a la Cueva Cullalvera para seguir ascendiendo al monte por la ruta de la Dama Roja, aunque nos equivocamos en un punto y llegamos a la peña El Pando donde se acaba el camino. Desde aquí podemos ver el Pico de San Vicente que nos atrae tanto que desde este momento decidimos que haremos una ruta otro día para llegar hasta él. Regresamos al pueblo ya que se nos está empezando a hacer de noche y se nos acaba el tiempo para seguir investigando en qué punto habíamos perdido el sendero a la Dama Roja; cena en la furgo y a dormir que mañana nos toca carrera.

Día 3: La Gándara - Collados del Asón
Nos levantamos y nos disfrazamos de runners para hacer una ruta corriendo de unos ocho kilómetros por Ramales. Ruta preciosa que tiene sus subidas desde las que se contemplan los paisajes y montañas, para descender y seguir por los barrios de ramales hasta la fábrica de queso, cerca de la cual habíamos pasado la noche. Nos tomamos un café en el pueblo y compramos algo de comida en un mercadillo de la plaza antes de abandonar Ramales para adentrarnos en el precioso Valle del Soba, pasamos por Veguilla y en La Gándara visitamos el centro de interpretación de los Collados del Asón y recabamos información acerca de las rutas de la zona. Después de comer subimos al puerto y descendemos por el collado del Rio Asón para regresar a Ramales por Arredondo disfrutando del valle. Para dormir nos dirigimos hacia el campo de futbol y la piscina municipal donde hay un parque tranquilo y mucho sitio para las campers y autocaravanas.

Día 4: Pico de San Vicente
Desde Ramales y atravesando el pueblo por su calle principal llegamos al salto del oso, barrio que cruza el río Gándara por un puente de piedra para tomar el sendero que supuestamente nos llevará al Pico. Una vez en el sendero todo se complica, ya que no sabemos encontrar un desvío que había que tomar hacia la izquierda, seguimos entonces sendero arriba hasta un punto en el que se pierde entre unas casas y tenemos que atravesar por el medio del monte para conseguir llegar al sendero que según nuestro track discurre un poco más abajo, paralelo al río Gándara. Menos mal que nos encontramos a otra pareja que le había pasado lo mismo y entre los cuatro logramos dar con el sendero de subida al pico. En su parte más alta el camino se hace roca y hay que ir subiendo entre piedras lo cual lo convierte en una subida un poco dura aunque con su merecida recompensa al final, ya que desde el Pico no sólo se ve Ramales sino el mar Cantábrico.

La bajada del pico se hace por la misma ruta entre rocas hasta llegar al barrio de Manzaneda donde encontramos una fuente de agua helada buenísima. En este punto pretendíamos volver haciendo ruta circular bordeando el pico según una ruta que habíamos visto en wikiloc pero nos perdimos durante dos horas entre matojos, pastos, zarzas, saltando vallas... hasta que decidimos volver de nuevo sobre nuestros pasos hasta la fuente y regresar por donde habíamos venido. Casi siete horas andando que se salvaron de convertirse en un infierno cuando al final del sendero nos dimos un baño en el río Gándara, comimos unos bocadillos y descansamos antes de acometer los últimos tres kilómetros que nos faltaban para llegar a la furgo. Habíamos aparcado en la barrio Cubillas junto a los campos de futbol y las pistas de padel, en un lugar precioso junto al río Asón con aparcamiento y un paseo que llega hasta el pueblo de Ramales.

Día 5: Ramales de la Victoria
Decidimos quedarnos un día más en este lugar ya que el sitio donde hemos aparcado nos gusta mucho con su paseo hasta el pueblo, praderas de césped y algunas mesas de merendero. Por la mañana paseo hasta el pueblo para comprar alimentos y por la tarde corremos por el barrio Cubillas antes de la ducha y la cena.







martes, 24 de marzo de 2020

Excursión a Berzosa del Lozoya

Berzosa del Lozoya
Aprovechando un par de días no lectivos del mes de febrero nos fuimos a una hora de casa, a visitar la presa del Villar y pernoctar en Berzosa del Lozoya. El viaje hasta este pueblecito madrileño, conocido como el Balcón de la Sierra Norte, lo hicimos desde el Berrueco, por una carretera comarcal que atraviesa la presa de El Villar, una de las más antiguas de la región y a la que al día siguiente llegaremos andando desde Berzosa del Lozoya. Pueblo empinado y de casitas de piedra, con apenas dos bares, un mirador en todo lo alto de la montaña y una zona de vuelo para hacer parapente, unos cuantos alojamientos rurales y un albergue junto a unas instalaciones deportivas municipales y un pequeño frontón cubierto.
Canal de El Villar
Llegamos hacia las siete de la tarde de un viernes y después de un paseo por el pueblo cogemos la furgoneta y aparcamos por detrás del albergue, en una calle de las más llanas que encontramos, cerveza en uno de los bares y después de una cena en la furgo nos vamos a dormir.
A la mañana siguiente desayunamos en el otro bar del pueblo, ambos están en la carretera principal, y nos encontramos con gente que va a hacer la ruta de senderismo que tenemos pensado hacer. Nos dirigimos hacia el final del pueblo donde comienza el sendero y nos dirigimos hacia el pinar de Cassola formado por pinos negros o resineros y llegamos a la encrucijada con la Senda del Genaro por la cual seguimos y enseguida estamos en el Embalse de El Villar. Allí nos comemos un bocadillo mientras descansamos y admiramos la presa y el canal todo de piedra y rocas. Volvemos por el mismo sendero y después de una buena siesta nos acercamos a Buitrago para visitar su castillo y su casco histórico.



Embalse de El Villar

jueves, 12 de marzo de 2020

Escapada a Albarracín y pueblos de Teruel

A pesar de que las navidades pasadas estaban un poco concurridas de eventos, encontramos tres días para salir de Madrid y junto con nuestra Manuelita poner rumbo a Albarracín.
Albarracín
Salimos de Tres Cantos un viernes por la tarde y llegamos a Albarracín sobre las siete de la tarde. Encontramos aparcamiento enfrente del Hotel El Gallo, en un parking situado nada más cruzar el pueblo por el túnel que lo atraviesa, y desde donde comienza la ruta fluvial. Subimos unas escaleras bien empinadas para acceder a la plaza mayor del pueblo y a pesar del frío paseamos por sus callejuelas, para volver a un bar situado en esta misma plaza y en el que descansar de nuestro merecido paseo con unos caldos cerveceros. Cena en la pizzería Monty, buenísimas y caseras, vuelta a la furgo para meterse debajo del edredón que el frío ya se deja sentir en los huesos. 
Casa La Julianeta
A la mañana siguiente desayunamos en un bar al lado del Hotel El Gallo, donde no sólo se está caliente sino que tienen unas tostadas con tomate y jamón de Teruel que te preparan el cuerpo para la caminata que nos espera. Subimos hacia las murallas de Albarracín atravesando el pueblo y sin dejar de observar la curiosa casa llamada La Julianeta, que no se puede visitar por dentro, salvo si lo solicitas ya que actualmente es refugio de artistas. Las vistas desde las murallas son impresionantes, el pueblo de Albarracín encaramado en la montaña con sus casitas apiñadas y marrones.
Albarracín desde las murallas













Senda Fluvial
Hace un día tan soleado que se está de maravilla al aire libre, así que subimos hasta lo más alto de las murallas, para deleitarnos con el paisaje y descansar de la subida pedregosa. Desde allí arriba decidimos bajar hasta el cauce del río para dar un paseo por la senda fluvial.
Albarracín desde la senda fluvial












El sendero comienza en el parking de entrada donde hemos pasado la noche, atravesamos el parque infantil y cogemos el sendero que corre paralelo al río y que rodea el pueblo, hasta devolvernos de nuevo al túnel por el que entramos anoche y desde ahí vuelves a subir por unas callejuelas hacia la plaza, donde nos esperaban unas merecidas cervezas, mientras pensábamos donde ir a comer.
Barranco de los Burros
Nos dirigimos hacia Teruel pero paramos en Gea de Albarracín para comer, no encontramos muchos bares o restaurantes en el pueblo, sin embargo comemos un menú casero en el Mesón El Convento para visitar después el acueducto Romano, en Barranco de los Burros. Caminata cortita pero que merece la pena porque no es un acueducto al uso sino que son unos túneles excavados en la roca por donde en su día pasaría el agua. Puedes incluso caminar por un tramo de estos túneles, que en algunos puntos están abiertos, como pequeñas ventanitas. La verdad es que incluso se te hace corto y es una pena que no sea más largo el recorrido. Puedes visitar otros tramos del acueducto en otros puntos diferentes. En Gea de Albarracín hay un centro de visitas del Acueducto donde te explican todo.
Antes de que se haga de noche queremos llegar a Monteagudo del Castillo donde mi hermano tiene un hotel reservado para pasar la noche. Pequeño pueblo en medio del campo donde encontramos un área de caravanas para pasar la noche y un bar donde tomar unas cervezas y cenar unas raciones antes de irnos a dormir. A la mañana siguiente cambio de planes para dirigirnos hacia Rubielos de Mora, unos de los pueblos catalogados dentro de los pueblos más bonitos de España. Al llegar al pueblo se está celebrando la San Silvestre y los vecinos corren disfrazados por un itinerario que cruza el pueblo, para desembocar en la plaza donde esperan un chocolate con churros  para todos los asistentes. Después de visitar el pueblo subimos a las ruinas de la Ermita Santa Isabel, una horita de paseo entre pinos muy agradable para ir haciendo hambre. Nuestra escapada va llegando a su fin, así que una vez finalizada la comida y su café de descanso, nos ponemos rumbo hacia Madrid con muchas ganas de volver por Teruel y sus pueblos, ya que esto ha sido un aperitivo para posteriores rutas por la zona.