miércoles, 26 de noviembre de 2014

Selva Negra y Baviera (V)

Día 12: Zindorf - Gengenbach
Comienza nuestro regreso por lo que no podemos ver Nuremberg que queda para otro viaje, nos dirigimos de nuevo a la Selva Negra concretamente a un pueblito llamado Gengenbach, que curiosamente es el pueblo donde habita el goloso Augustus Gloop en la película de Tim Burton Charlie y la fábrica de chocolate. Aparcamos al lado de un parque en una de las entradas al Altstadt que tiene animales y un estanque con patos y cisnes negros, los niños pasan allí un rato agradable viendo más nimales en una especie de minizoo.

Sobre nosotros y sobre el pueblo se alzan las laderas llenas de viñedos y la vista se alza hacia el horizonte disfrutando del paisaje. Pasear por este pueblo es como hacerlo por un pueblo de ensueño, casas de madera cubiertas de parras y de geranios de colores en la estrecha calle Engelgasse. Por fin probamos la tarta Selva Negra en una de las tantas confiterías, heladerías, panaderías y pastelerías del centro, para volver con la tripa llena, pero con el cuerpo empapado por la lluvia torrencial que nos cae de vuelta a la furgoneta, donde descansamos hasta la hora de cenar.
Volvemos al centro de nuevo para cenar en un restaurante de especialidades bávaras como el Flammenkuchen que es una pizza muy fina que tiene y una crema en lugar de tomate y por encima el resto de ingredientes, también probamos una pasta bávara con queso gratinado, cebolla y champiñenes fritos por encima, todo delicioso. Dormimos en el parking del parque y a la mañana siguiente no podemos resistirnos a echar una última mirada al pueblo con la excusa del desayuno.


Día 13: Gengenbach - Colmar
Las dos puertas de entrada son espectaculares junto a la calle principal llena de tiendas y casas con flores, un monasterio Benedictino con una jardín de plantas arómaticas espctacular donde el olor y los colores te van inundando antes de abandonar este paraiso por la puerta situada hacia el este, donde al lado de la muralla encontramos un itinerario para los niños (el circuito del vigilante nocturno) que dando un pequeño paseo va contando una historia de un fantasma a través de sus siete paneles. La oficina de turismo organiza este recorrido nocturno y con linternas saliendo desde el Rathaus hacia las 21:00 los miércoles y sábados.
Llegamos a Colmar en Francia sobre las 13:00 y como no hay tiempo para buscar aparcamientos decidimos aproximarnos los más posible al centro y dejar allí a Manuelita. Pueblo fronterizo que guarda un aspecto parecido a los de la Selva Negra, todavía pueden comprarse los brezel junto a tiendas de paté y especialidades francesas, todo ello envuelto en casas muy bien conservadas de aspecto medieval, con detalles en cada rincón de sus fachadas; Una curiosidad acerca de Colmar es que aquí nació Frédéric Auguste Bartholdi, el escultor de la Estatua de la Libertad cuya casa natal convertida en museo puedes visitar.

Sobre las seis de la tarde ponemos rumbo hacia la zona del Beaujolais, cerca de Lyon, pero no llegamos esa noche ya que no tomamos la autovía de peaje y circulamos por carreteras secundarias que ralentizan mucho el viaje aunque descubrimos pueblos de la Alsacia a nuestro paso y entre ellos encontramos en la misma carretera en Cernay un memorial de la segunda guerra mundial. Hacemos noche en Pemes un pequeño pueblo cerca de Besancon.

Día 14: Beaujeau - Narbonne
Nos desviamos de la carretera de peaje para visitar el valle del Beaujeau y subir al Mont Brouilly por una sinuosa carretera entre viñedos y desde la que se obtienen unas vistas estupendas de todo el valle plagado de bodegas.  Conducimos toda la tarde hasta el area de servicio de Narbonne donde hacemos noche para seguir al día siguiente camino de España y fin de nuestro viaje en Miramar.

 

domingo, 23 de noviembre de 2014

Selva Negra y Baviera (IV)

Día 11: Playmovil Fun Park 
Desde el camping de Zindorf estamos prácticamente enfrente del parque así que llegamos allí antes de las nueve de la mañana, hora de apertura, para poder aparcar cerca de la entrada en una zona que no es de pago, desayuno dentro de Manuelita para no perder ni un minuto de parque porque Álvaro esta deseando entrar desde que se despertó a las siete de la mañana, es el mejor día de las vacaciones y del viaje para un niño.




A primera hora no hay casi nadie en el parque y Álvaro corre de un lado a otro alucinado, del castillo al barco pirata, nos montamos en unas barcas construidas con troncos y remamos por el lago hasta el barco pirata, pasamos por parques de troncos, puentes, cuerdas... nos sentimos exploradores y aventureros por las distintas zonas del parque.
Sobre las 11:00 llegamos a un pabellón con cafeterías y restaurantes a un lado para descansar mientras al otro lado los niños pueden jugar en un area de suelo enmoquetado con todos los juguetes que playmovil tiene en su catálogo, castillos, aviones, hoteles, parque de atracciones, autocaranas, fuerte del oeste, fortalezas... muñecos por todas partes y niños jugando sin parar absortos en un mundo de fantasía, pasamos allí cerca de una hora y cuando salimos hace tanto calor que nos mojamos en unas fuentes para seguir jugando en unos canales de agua donde hay juguetes: todo tipo de barcos, lanchas, yates, animales acuáticos... y permanecemos allí otra hora mientras que se seca nuestra ropa.
Comida y descanso muy breves porque Álvaro quiere seguir jugando y viendo el parque, sin embargo se pone a diluviar y buscamos refugio en la zona de la mina de oro que tiene parte cubierta, allí compramos un cofre por un euro que puedes llenar de las pepitas de oro y las piedras preciosas que encuentres por el suelo de la mina, volvemos hacia la zona del castillo y nos tiramos por unos toboganes enormes que al estar mojados resbalan muchísimo, cierran algunas atracciones y decidimos pasar las últimas horas de la tarde en los dos pabellones cubiertos con los juguetes de playmovil y con algunos columpios de cuerdas. Y antes de abandonar el parque a las 19:00 hora de cierre, la visita obliga a la tienda de playmovil donde no hay ningún niño que no salga con juguete y sobre todo cuando el precio es un poco más barato.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Selva Negra y Baviera (III)

Día 8: Chiemsee
Desde el camping nos acercamos a Prien am Chiemsee buscando el puerto para coger un barco y poder visitar las islas del lago, de nuevo parkings de pago para los turistas, pero como ya es habitual en nosotros nos acercamos al Lidl a comprar algo de comida y dejamos allí a Manuelita. Siguiendo las vías del antiguo tren de vapor, al que puedes subir para llegar antes al puerto, hay un camino señalizado con una corona amarilla en el suelo indicando que en una de las islas puedes visitar otro de los palacios de Luis II de Baviera, el Schloss Herrenchiemsee inspirado en Versalles, situado en la isla más grande o Herreninsel.
En el embarcadero compramos un tour que te permite visitar las tres islas del lago y subir y bajar del barco tantas veces quieras. Primero vamos a Herreninsel y comemos en un restaurante de la isla con vistas al lago y a la isla de Fraueninsel, caminata después de comer hasta el palacio que parece un Versalles en miniatura. Las otras dos islas las vimos desde el barco ya que debido a la hora no nos daba tiempo a bajar y llegar a tiempo para el último barco hacia Prien, por lo que si se quieren visitar todas las islas conviene madrugar y montarse en el barco a primera hora de la mañana. Lo más bonito de este paseo en barco son los Alpes al fondo, encima del lago lleno de barquitas de vela y kayaks.

Schloss Herrenchiemsee

 Día 9: Regensburg
Altes Rathaus
Nombre alemán de Ratisbona, antigua capital de Baviera y según dicen una de las ciudades más bonitas de Alemania. Cuando llegamos con Manuelita encontramos verdaderas dificultades para aparcar puesto que debido a la altura de la furgoneta no entramos en los parking aledaños al centro y además está prohibido circular por el Altstad. Bordeamos el centro y siguiendo el Danubio conseguimos aparcar algo alejados, aunque un bello paseo por las orillas del Danubio nos deja en unos veinte minutos a los pies de una ciudad medieval impresionante, llena de callejuelas con un diseño laberíntico, con casas de colores, suelo empedrado y una Munster altísima que se alza sobre la ciudad que tiene muchas torres con un reloj cada una.
Deambulamos por las calles de Regensburg perdiéndonos entre su callejuelas para descansar en una heladería de la plaza Neupfarrplatz mientras Álvaro juega con unas niñas que acaba de conocer. Unas excavaciones realizadas a mediados de 1990 dejaron al descubierto restos del barrio judio de Ratisbona del siglo XVI, además de edificios romanos y hasta un bunker nazi. En una de las esquinas de la plaza entramos en unos grandes almacenes que tienen una cafetería en el último piso con una terraza que tiene unas vistas estupendas. Seguimos paseando y nos encontramos con un mercadillo y con una plaza la Bismarckplatz donde la gente joven se sienta a beber sus cervezas y lo más sorprendente es que hay un operario que escoba en mano va recogiendo los papeles y las botellas de vidrio vacías. Cenamos en una pizzeria al lado de esta plaza y vuelta a la furgoneta para dormir.

Día 10: Regensburg  - Nuremberg

Nos gustó tanto Ratisbona que decidimos quedarnos una mañana más para seguir paseando entre sus callejuelas y hacer compra en un mercadillo de productos artesaneles (frutas, huevos, pescados, quesos, carnes...) que han colocado en la Bisrmarckplatz, desde aquí nos acercamos al Schloss Thurm und Taxis que vimos desde fuera dando un paseo por un bello parque que lo rodea. Regresamos hacia la furgoneta pasando por un parque infantil a las orillas del Danubio donde Álvaro disfruta de un barco pirata y unos columpios antes de emprender viaje a Nuremberg; en apenas una hora y media llegamos a Nuremberg y atravesamos la ciudad en busca de una localidad llamado Zindorf donde está el parque de Playmóvil. Nuestra intención era pasar allí un par de horas y buscar luego un camping para dormir y poner lavadoras, sin embargo en la entrada al parque nos damos cuenta de que es mas grande de lo que imaginamos, por lo que decidimos volver al día siguiente. Demasiada suerte cuando nos encontramos con el camping que está allí al lado y además con plazas libres, probamos en su bar unas Dunkel y compramos salchichas para una pequeña barbacoa después de hacer la colada.

 







jueves, 20 de noviembre de 2014

Selva Negra y Baviera (II)

Día 5: Lago Titisee - Triberg - Lindau
Dedicamos parte de la mañana a comprar algo de comida en Titisee, un lugar horrible como de veraneo playero a orillas de un lago precioso. Para los que viajamos con niños, un paseo en barca por el lago es una aventura divertida para ellos, además de una noria a la que ya no subimos. Desde el barco se puden pareciar las orillas del lago, el frondoso bosque y las praderas verdes donde se han situado un par de campings y algunos hoteles. Seguimos camino hacia Triberg con parada en una zona de descanso en la carretera a la entrada de un pequeño pueblo para comer y descansar en Manuelita.
Llegamos a Triberg sobre las 16:00 y lloviendo, una hora tardía para visitar ciudades en Alemania, sin embargo conseguimos aparcar a Manuelita muy cerca del centro en un descampado entre casas donde no sabemos por qué pero no hay que pagar. Triberg es una calle llena de tiendas de relojes de cuco y de souvenirs de la Selva Negra, que termina o empieza en las cascadas más altas de Alemania, alimentadas por el río Gutach y con un total de 163 metros. Llegamos a las cataratas sobre las seis de la tarde y como nos parecía un poco molesto y costoso tener que pagar por ver algo de la naturaleza, encontramos un parque para niños a la derecha de la entrada. Álvaro encantado con un par de pasadizos con cuerdas, balancines de madera, cabañas... y cual es nuestra sorpesa cuando descubrimos otra entrada a las cataratas que está abierta y sin nadie que cobre en el puesto de madera de los tikets, suponemos que por la hora, seguimos por una pasarela de madera que nos lleva directamente a la primera catarata, vamos haciendo el recorrido montaña arriba, nos topamos con un nutzcraker e incluso una ardila.

De camino a la furgoneta pensamos ir a probar una tarta Selva Negra a la pastelería Shäfer donde el pastelero tiene la receta original de Josef Keller de 1915: bizcocho esponjoso, nata fresca, guindas, un chorrito de kirsch y chocolate espolvoreado, pero llegamos demasiado tarde y ya han cerrado la pastelería así que nos vamos con las ganas camino de Lindau en el lago Constanza.
Llueve sin parar durante todo el viaje y llegamos a Lindau en medio de una cortina de agua que nos impide ver cualquier cosa, ni siquiera logramos acercarnos al casco histórico, por lo que cansados de todo aparcamos a Manuelita en un Lidl y decidimos pasar allí a la noche. A la mañana siguiente sigue lloviendo del mismo modo, un atasco espantoso nos impide de nuevo la entrada a la ciudad, Lindau debe ser muy bonito pero no hay suerte, parece que todo se pone en contra, damos media vuelta y salimos de allí rumbo a Fussen, a ver los castillos del llamado rey loco.

Día 6: Fussen
Dos horas de viaje en las que va amainando la lluvia de tal modo que cuando llegamos a Fussen (Baviera) sobre las doce del mediodía ya no llueve torrencialmente e incluso de camino hemos visto un poco el sol. Como es de esperar hay que aparcar antes de entrar en el Aldstat y dejar a Manuelita en un parkin. En nuestro paseo por el centro no podemos resistir la tentación de comer dos salchicas deliciosas y para Álvaro pedimos un Leberkas que viene a ser un trozo de carne asado en un bocadillo, buenísimo, y de postre descubrimos las famosas bolas de nieve que son unas bolas hechas con tiras de masa frita y rebozadas luego con azúcar, chocolate, crema, limón... un dulce un poco tosco y empalagoso pero gracioso de comer. Una abadía y un castillo se asoman sobre el centro histórico muy animado de turistas a esta hora a pesar de la lluvia;
Volvemos a la furgoneta para desplazarnos hacia los castillos, complejo turístico al que denominan Konigschloss y que alberga los dos castillos: Neuschwanstein y Hohenschwangau, junto a hoteles, tiendas, restaurantes y unos cuantos parkins de pago. Tenemos la suerte de aparcar un poco antes de llegar a esta zona, al aldo del carril bici que desde el centro de Fussen llega hasta los castillos. Si quieres visitarlos por dentro tienes que sacar la entrada en la parte de abajo del complejo, esperarte una buena cola y desembolsar una cantidad nada despreciable.

Para subir al famoso Neuschwanstein puedes hacerlo de varias maneras, con una caminata de unos 30 minutos, en una carreta tirada por caballos (cuesta 6 euros por persona) o en autobús. Una vez arriba las vistas del paisaje son impresionantes junto a un castillo de cuento de hadas diseñado por Luis II de Baviera; a continuación vamos hacia el puente colgante Marienbrüke desde el que podemos apreciar el castillo entero como en una postal tantas veces vista, sin embargo antes de llegar nos encontramos con otra postal formada por los dos castillos y el Alpsee al fondo. Descendemos por un pequeño sendero que entre árboles y vegetación nos devuelve al inicio del trayecto. A la hora de dormir elegimos uno de los parkins a la entrada de la ciudad en los que se paga de 9:00 a 18:00 y puesto que a la mañana siguiente nos iremos antes de esa hora, allí podremos descansar tranquilos entre el río y rodeados de vegetación.

Día 7: Bad Tolz - Chiemsee
Nos alejamos de los Alpes y va mejorando el tiempo, el sol va saliendo a nuestro encuentro y cuando llegamos a Bad Tolz hace bastante calor. Aparcamos en un supermecado a las afueras del centro y un pequeño paseo nos lleva al centro histórico de este pueblecito, una calle con casas pintadas de colores y frescos en sus fachadas. Comemos en un restaurante de comida Bávara donde gracias a la carta en inglés más o menos sabemos lo que hemos pedido, a pesar de todo a mi me traen dos trozos de panceta a la brasa en una cazuela con patatas asadas y una guarnición que es manzana junto a una salsa también de manzana, plato tan curioso como delicioso. Paseo por el río Isar después de comer para descansar en una playita en el río y tarde de columpios para Álvaro antes de ponernos en marcha hacia Prien en el lago Chiemsee, coocido como el mar de Baviera, al pie de los Alpes y rozando casi con Austria.
Son las ocho de la tarde cuando llegamos al Panoramacamping Harras en Prien am Chiemsee, un lugar privilegiado en el lago ya que desde la playa privada del camping se observan las islas del lago y a la derecha los Alpes Bávaros y Austriacos. La puesta de sol detrás de los picos nos ofrece unos colores rosados sobre el lago que Raúl aprovecha para hacer unas fotos preciosas.



miércoles, 19 de noviembre de 2014

Selva Negra y Baviera (I)

Mi primer viaje fue el verano pasado para poner rumbo hacia Alemania y concretamente a Selva Negra y Baviera. Durante quince días recorrimos un montón de kilómetros y visitamos lugares tan pintorescos como los castillos de Fussen o el fascinante Playmovil Funpark de Zindorf, sin embargo nuestro viaje comienza mucho antes de llegar a Alemania y atraviesa Francia desde España, vamos creando un itinerario con la mirada puesta en Freiburg, nuestro primer destino en tierras alemanas, sin olvidarnos de disfrutar también de los lugares que se cruzan en nuestro camino.


Manuelita, Eva, Álvaro y Raúl


Día 1Miramar - Cadaqués
Salimos sobre las 12:30 de Miramar, pequeño pueblo de la costa valenciana, con rumbo a Cadaqués. Después de pagar unos cuantos peajes uno consigue llegar a Cadaqués, un precioso pueblo de la costa Brava, cerca del cabo de Creus. Lo que más me impresiona son las casitas blancas, antiguas casas de pescadores en torno a la cala donde han proliferado bares, restaurantes, hoteles, tiendas... Lo mejor pasear por el interior del pueblo, subir por las callejuelas empinadas y cenar en un bar escondido al que le llega la brisa del mar; Primera experiencia surrealista a la hora de dormir, aparcamos en una urbanización tranquila y sin apenas tráfico, cuando ya nos disponemos a meternos en la cama una señora nos dice que ahí no se puede dormir y que llamará a la policía si no nos vamos, por lo tanto decidimos buscar otro lugar para pasar la noche, nos dirigimos por la carretera que va hacia Port Lligat hacia un parking situado a las afueras de Cadaqués, un lugar tranquilo donde decidimos pasar nuestra primera noche, que discurre por fin tranquila y sin contratiempos.



Día 2: Cadaqués - Arlés
Son las 8:30 de la mañana cuando hacemos nuestro primer desayuno juntos para conducir rumbo a Figuerés y visitar el Teatro Museu Dalí. A las 10:30 y después de aparcar a Manuelita detrás del hospital que ya no es zona azul, nos encontramos a la entrada del museo haciendo cola para adquirir nuestra entrada. Impresionante la primera imagen que recibe el visitante al entrar en lo que sería el patio de butacas transformado por Dalí. Sin embargo lo que más nos gustó fue la sala de Mae West con su famoso sillón de labios rojos y la visión que se obtiene de toda la sala desde el prisma situado en lo alto de una escalera y al que para llegar también hay que hacer cola. Sensación de agobio por la cantidad de personas que visitan el museo, los grupos enormes de turistas con sus guías que apenas te dejan espacio para moverte o ver lo que quieres tranquilamente.
Después de comer salimos de España por la Junquera y tras pagar unos cuantos peajes que nos parecen excesivos, nos topamos con un tremendo atasco en la autopista por lo que decidimos abandonarla y viajar por carreteras locales. A pesar de incrementarse las horas de viaje, lo bueno de esta opción es que conocemos pueblitos pintorescos de la zona, así como productos típicos que se venden a pie de carretera en puestos de madera, sobre todo fresas y abricots de St.Giles y descubrimos una zona de viñedos cercana a Nimes y Arlés.

Llegamos a Arlés y aparcamos cerca del centro para visitar la ciudad, como es una zona residencial de casonas que parece muy tranquila, sin apenas luz ni tráfico, nos quedamos también dormir. El Ródano le da un encanto especial a esta ciudad, con su paseo por las orillas y el barrio de pescadores, casas muy antiguas donde cenamos en una especie de taberna turca para seguir después hacia el legado romano de la ciudad, el teatro con corridas de toros, un anfiteatro donde descubrimos un concierto de Chucho Valdés y en los alrededores bares y restaurantes para turistas.


Día 3: Arlés - Freiburg
Hoy pasamos prácticamente casi todo el día en la carretera ya que no nos queremos demorar más en Francia, llegamos a Freiburg a las 21:00 y nos dirigimos al Hizberg Camping, a 1,5 Km al este de la Schwabentor (una de las dos puertas medievales de entrada a la ciudad), que para nuestra  sorpresa está completo. Volvemos sobre nuestros pasos para hacer un pequeño descanso en una zona universitaria y darnos un baño en un río helado que nos sienta de maravilla. A nuestro alrededor la zona de deportes de la universidad y casitas residenciales de estudiantes, grandes praderas donde los jóvenes hacen barbacoas y toman unas cervezas al aire libre. Nos parece un sitio perfecto para pasar la noche, cena en la furgoneta y paseito por la zona que cuenta con un carril bici muy transitado y un paseo para andar con columpios y circuitos de ejercicios.

Día 4 : Freiburg - Titisee

Las ciudades alemanas no permiten la entrada de coches a sus cascos históricos, por lo que hay que aparcar o bien en los parking que están justo a la entrada del centro o salirse un poco y aparcar más lejos, aunque esto suponga tener que andar un poco más. Bordeamos el casco histórico y dejamos atrás un par de aparcamientos para llegar al parque donde se puede coger el teleférico y en unas calles aledañas encontramos un lugar para dejar a Manuelita sin tener que pagar. Descubrimos un casco histórico precioso, unas calles rodeadas de un canal con un sabor delicioso a ciudad medieval que lo impregna todo, ya que incluso los guías visten trajes típicos de otra época; lo peor son las obras que llenan la ciudad y tapan sus monumentos con los andamios para la restauración, como la catedral o Munster que es impresionante por su altura pero está prácticamente tapada, lo mismo que la Schwabentor, una de las dos puertas de entrada al Altstadt. Comemos cerca del Gewerbekanal en una taberna típica de madera (la Englers Weinkrügle) donde degustamos una sopa de Gulag espectacular, unas salchichas y unas patatas con queso monster de la región acompañado todo ello con dos cervezas de medio litro buenísimas. Para bajar la comida damos un paseo por la arbolada Scholssberg, que discurre por encima de Friburg y que atravesando un bosque soleado llega a una torre de observación, desde la cual hay unas vistas espectaculares de la ciudad a nuestros pies. Tras una hora y media de caminata volvemos en busca de Manuelita para poner rumbo al lago Titisee, donde entraremos en un camping para cargar luz, agua y hacer noche en una pradera de cesped sobre el lago.


Lago Titisee

martes, 18 de noviembre de 2014

¿Quién soy?


Me llamo Manuelita y soy una Citroen Jumper camperizada. Mi familia está compuesta por tres miembros que viajan conmigo en busca de aventuras y naturaleza, ellos son Raúl, Eva y Álvaro, de seis años de edad que es quién me puso el nombre. Y para todos aquellos curiosos que quieran saber la historia de mi nombre, 
este se debe a una canción de Maria Elena Walsh que se titula Manuelita y en ella se cuentan y cantan las aventuras de una tortuga, Manuelita, que desde Pehuajó en Argentina viajó hasta París y de este modo viajamos nosotros con pausa, disfrutando de los lugares que nos vamos encontrando, durmiendo cuando estamos cansados, comiendo juntos las delicias de los lugares a los que llegamos y descubriendo paisajes insólitos, pueblos encantadores o ciudades maravillosas. La música viaja siempre con nostros, nos acompaña en los viajes más largos y nos envuelve y arropa con sus sonidos cuando descansamos juntos. Una guitarra y un violín son los responsables junto a Raúl de que esto sea posible.
En este blog quiero contaros nuestros viajes y aquellos lugares en los que dormimos o pasamos nuestras horas de descanso, qué dificultades encontramos a veces para aparcar en determinados espacios y dormir en otros, los campings que visitamos y todo aquello que creemos que pueda interesar a los que viajan con furgonetas camperizadas y con niños.




Álvaro, Eva y Manuelita