sábado, 3 de julio de 2021

Escapada a Talamanca del Jarama

 La semana Santa de este año 2021 no ha sido muy viajera que digamos. Puesto que no se podía salir de la Comunidad de Madrid decidimos escaparnos dos días a Talamanca del Jarama, pueblo que suele conocerse como un pueblo de cine ya que por sus calles se han rodado películas y series de televisión, además de tener murallas de origen árabe, un puente romano y hasta un ábside mudéjar.

Situado en la cuenca media del río Jarama, en apenas una hora desde nuestra casa, llegamos hasta este pueblo tan atractivo como desconocido de nuestra comunidad.

Comenzamos dando un paseo por sus calles, dejándonos llevar por el azar a ver que descubrimos. Antes de tomar el puente nuevo para salvar el Arroyo de Valdejudíos, vemos una construcción de ladrillo con frontón curvo en la fachada que se conoce como Bodega del Arrabal. En el siglo XVIII los cartujos la utilizaron para trasladar el vino a las tinajas desde la Cartuja, monumento que veremos más tarde. Atravesando la puerta de la Villa llegamos a la Plaza de la Constitución, espacio abierto y lugar de reunión presidido por el morabito o ábside de las maravillas, presbiterio de estilo mudéjar castellano-leonés. 


Seguimos callejeando hasta llegar a La Cartuja, un inmenso complejo agrícola-ganadero que levantaron sobre un antiguo edificio los monjes del monasterio de El Paular a mediados del siglo XVII. Es aquí dentro donde se han grabado numerosas películas nacionales e internacionales y por sus dependencias y patios han pasado Marlon Brando, Sigourney Weaver, Natalie Portman o Paul Naschy entre otros. Un frontón curvo con  molduras barrocas y coronado por una cruz constituye la impresionante entrada al recinto que sólo puede visitarse en la semana de del festival de cine de Talamanca que se celebra cada año a primeros de junio.

 Caminando por la fachada de la Cartuja llegamos a la Iglesia de San Juan Bautista y su ábside semicircular con capiteles labrados en sus columnas adosadas. Motivos vegetales, criaturas, arpías y rostros perdidos son los que vamos encontrando en nuestra observación de los capiteles.

Y como ya vamos estando cansados, volvemos a la furgoneta para dirigirnos con ella hacia el puente romano y a su área recreativa con la intención de comer y descansar. Debido a la pandemia el lugar está cortado al tráfico, así que volvemos sobre nuestros pasos y aparcamos en el cercano polideportivo, desde el cual después de la siesta nos acercaremos andando al puente romano y daremos un paseo entre Chopos por el área recreativa.

De la época romana sólo le quedan al puente los cimientos, pero lo cruzamos para llegar al antiguo cauce del Jarama situado casi medio kilómetro más allá. Lo que cruzamos por encima del puente es un tímido canal de riego que apenas lleva agua.

Con los últimos rayos de sol de la tarde nos acercamos hasta el puente colgante de la localidad, este sí sobre el río Jarama y volvemos para tomar un refrigerio en uno de los bares situados en el Arroyo de Valdejudíos. A la mañana siguiente nos dirigimos a Patones donde hemos quedado con un amigo para hacer una ruta de senderismo y subir al Cancho de la Cabeza, con espectaculares vistas sobre al antiguo pueblo del Atazar y el embalse.


Cancho de La Cabeza