viernes, 28 de diciembre de 2018

Alpes franceses (III)

Día 10: Beaufort - Areches - Barrage de Saint Guèrin
Amanece medio nublado y como nos vamos a tomar el día de descanso aprovechamos para poner una lavadora en el Intermarché. La ropa sale medio húmeda y con tan mala suerte que se pone a llover, con lo cual tenemos que tender dentro de la furgoneta.
Barrage de St Guèrin desde la furgoneta
Nos vamos a ver Beaufort y su cooperativa de leche donde hay una exposición sobre la fabricación del queso terminando en su tienda de la cual nadie se va sin comprar. Degustamos los quesos en la furgoneta con unas cervezas, cargamos agua en la furgoneta y después de un paseo por las afueras del pueblo en busca de una cascada que no logramos encontrar, decidimos ir a visitar Areches, otro pueblecito de montaña muy turístico en el que apenas hay sitio para aparcar, por lo que conducimos hasta el Barrage de St Guèrin, un lugar impresionante, un lago artificial o pantano en medio de las montañas. Aparcamos junto al lago, damos una vuelta por la presa hasta que anochece, cena en la furgo, partida de rummy y a dormir plácidamente.

Día 11: Col de La Louze - Lacs de la Tempete
En medio del silencio nos despiertan una voces que proceden de unos altavoces situados a pie del lago y mucha gente que empieza a llegar y aparcar a nuestro lado, una competición de Triatlón comienza en el lago, abrimos las puertas traseras de la furgoneta y disfrutamos de la primera parte de la competición mientras desayunamos.
Col de La Louz
Sobre las 10:00 ya estamos preparados para la ruta de subida al Col de la Louze. Una vez que llegas al col tienes vistas del Mont Blanc nevado y de los valles. Desde aquí seguimos andando un poco más hasta los Lacs de la Tempete por un sendero de un kilómetro, entre piedras y bordeando la parte media de una montaña llegamos al primer lago pero decidimos alejarnos un poco más y comer en otros lagos que se van sucediendo a continuación.



Lacs de La Tempete

Día 12: Cormet de Roselend
Cormet de Roselend
Desde St Guèrin volvemos a Beaufort para comprar víveres y agua antes de poner rumbo al Cormet. Antes de llegar pasamos por otro pantano, el Barrage de Roselend, enorme masa de agua que forma parte de la central hidroeléctrica subterránea que se ha construido en torno tres lagos. Pasamos el Barrague por una carretera serpenteante que va ganando altura y llegamos al refugio du Plan de La Lai, que está atestado de coches, autocaravanas y furgonetas ya que desde aquí parten muchas rutas de senderismo y de escalada. Aparcamos un poco más arriba en un apeadero a pie de carretera desde el cual las vistas del valle y de la Roche du Vents son preciosas.

Cormet de Roselend
Álvaro y yo salimos a dar un paseo hasta el refugio y en unas rocas al lado del río vemos una marmota con sus crías. Comemos en el furgoneta pero hay tanto ruido de coches que no se puede descansar, así que vamos un poco más arriba y al llegar al Cormet de Roselend hay un aparcamiento amplio a ambos lados de la carretera desde el que se está más tranquilo. Desde aquí damos un breve paseo por el Combe de la Neuva de unos 40 minutos, un paseito llano, parece increíble, siguiendo el curso del río hasta un punto en el que comienzan las rutas más largas, subidas a Col y refugios, que decidimos dejar para el día siguiente. Vuelta a la furgoneta, cena y a dormir.

Día 13: Col du Grand Found 
Nos calzamos de nuevo las botas de montaña, preparamos unos bocadillos y decidimos volver por el Combe de la Neuva para iniciar desde allí la subida al Col du Grand Found, ruta preciosa que nos sorprende porque no nos esperábamos tener que atravesar neveros y distintos paisajes tan distintos y todos tan impresionantes. Al llegar al Col (2600 metros) las vistas sobre el circo que acabamos de atravesar son tan bonitas que te quedarías allí contemplándolo todo horas y horas.
Subida al Col Du Grand Found
Comienza la ruta remontando el curso del río que va ganando en altura, nos encontramos con algunos charcos de agua helada en medio de pequeñas praderas de hierba que van desapareciendo a medida que seguimos subiendo, para adentrarnos en un circo con un lago más grande entre neveros y zonas de hielo. A partir de aquí, el sendero se hace roca, señalizado por hitos, para dar paso a una zona de nieve que constituye la última parte del camino antes de llegar al Col.
Comemos en lo alto contemplando no sólo el camino que nos ha llevado hasta allí, sino otros valles y otros picos. El regreso no tiene tampoco desperdicio, ya que ahora puedes observar el camino que antes ibas dejando atrás, cuando tenías los ojos puestos en lo alto de la montaña. Después de unas cinco horas de caminata volvemos a la furgoneta para comer unos merecidos raviolis de queso que compramos en Beaufort. Ducha, descanso, breve paseo al atardecer antes de tomar una cena muy ligera y a descansar que estamos molidos.

Vistas desde el Col du Grand Found