Dia 8: Elantxobe - Lekeitio
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Elantxobe |
Nos despertamos mirando al mar desde el mirador sobre el pueblo de
Elantxobe donde aparcamos anoche. Bajamos a desayunar al puerto desde donde podemos observar el pueblo y sus casas suspendidas en los acantilados y casi en vertical por encima de nosotros. Es domingo y el puerto está lleno de gente bañándose, tomando el sol en el malecón o pescando. Después de un breve paseo nos dirigimos a la playa de Lekeitio pero en el camino pasamos por un pueblo que nos llama mucho la atención,
Ea, así que aparcamos a las afueras para ir a su playa. El pueblo tiene dos calles peatonales que terminan en la playa y en el puerto, ambos muy chiquititos y abarrotados de gente sobre todo a lo largo del malecón donde se encaraman con las toallas y sombrillas. Para bañarse hay que bajar unas escaleras que dan al mar y desde ahí nadar en un agua helada que te refresca al instante. Los más pequeños se bañan en un par de playas que hay al final de este pequeño brazo de mar. Comida en la furgo y después de un merecido descanso con lectura, música y juegos llegamos a Lekeitio sobre las 18:30 y está abarrotado. Nos cuesta encontrar aparcamiento e incluso tampoco encontramos el parking de caravanas pero finalmente conseguimos dejar a Manuelita; después en la oficina de turismo nos indicarán como llegar y allí pasaremos la noche.
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Lekeitio |
La playa de
Lekeitio es enorme, desde ella se puede llegar a una pequeña isla paseando por un espigón recientemente construido. Como es por la tarde nos encontramos con una playa inmensa, al lado el puerto y sobre él las casas antiguas de pescadores y el casco histórico con su iglesia dominándolo todo. Esta parte aparece muy animada con gente paseando, tomando algo en las terrazas e incluso la banda ofrece un pequeño concierto en la plaza del puerto. Dormimos en el área de caravanas, allí descubrimos una toma de agua para la cual necesitas una ficha que te venden por un euro en la oficina de turismo y puedes repostar 120 litros, eso sí tienes que llevar manguera porque solo hay grifo.
Día 9: Ondarroa - Mutriku
Llegamos a Ondarroa por la sinuosa carretera de la costa para encontrarnos de nuevo un pueblo volcado hacia el puerto con sus casas de pescadores y al lado la playa desde la que también se accede a la
Playa de Santurrán donde admiramos la formación geológica denominada Flysch negro. Pasamos un buen rato en la playa jugando con un skyline y Álvaro se hace amigo de dos niños. Después le entra la morriña y quiere volverse a Madrid porque dice que no tiene amigos, un poco de cansancio y tristeza que hace de este día uno de los peores para él. Tras la comida se queda jugando en los columpios de un parque hasta que decidimos marcharnos hacia
Mutriku.
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Mutriku |
Casco histórico antiguo, de calles estrechas y un entramado de plazas donde el turista se mezcla con la gente del pueblo. Usamos el final de la tarde en un lado de la montaña donde desde lo alto vemos todo el pueblo, el puerto y la montaña de enfrente en la que se encuentra el camping. Para dormir bajamos hasta la playa donde hay una zona para autocaravanas al lado del puerto, así que por la noche después de cenar damos un breve paseo hasta el puerto desde el cual y casi en vertical por encima de él se sitúa el casco viejo de Mutriku.
Día 10: Mutriku
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Puerto de Mutriku |
Desayunamos al sol en un chiringuito del puerto y abandonamos el parque de caravanas antes de las 10:00 porque a esa hora hay que pagar, sin embargo como es muy temprano podemos aparcar en el puerto al lado de la zona de baño enfrente de donde hemos desayunado. Nos dirigimos hacia el museo
Nautilus que está en la parte alta del pueblo donde vemos fósiles de amonites y de nautilus que hoy todavía existen algunos. Estamos solos en el museo y la mujer que allí trabaja nos enseña un montón de fósiles y nos explica cada uno y podemos tocarlos, cogerlos, ver diferentes tipos de amonites, plantas, petróleo fosilizado, almejas...
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Playa de Mutriku |
Volvemos hacia el puerto para ponernos los bañadores y comemos en la playa de Mutriku; tarde de sol, baños en la playa y en la zona destinada a baños del puerto que es como una piscina gigante con olas. Sobre las siete de la tarde, ducha y paseo por el espigón mientras comemos un helado. Al volver a la furgo vemos que hay gente cenando sardinas a la parrilla en el chiringuito del puerto pero se las están haciendo ellos, para cenar hay que ir poco más allá a la Cofradía de Pescadores donde en el restaurante llamado Kofradi y en una brasa de carbón sirven chicharros y sardinas espectaculares. Esperamos un poco porque hay mucha gente pero merece la pena porque esta todo buenísimo. Y dormimos en el mismo lugar de la noche anterior.