viernes, 28 de diciembre de 2018

Alpes franceses (III)

Día 10: Beaufort - Areches - Barrage de Saint Guèrin
Amanece medio nublado y como nos vamos a tomar el día de descanso aprovechamos para poner una lavadora en el Intermarché. La ropa sale medio húmeda y con tan mala suerte que se pone a llover, con lo cual tenemos que tender dentro de la furgoneta.
Barrage de St Guèrin desde la furgoneta
Nos vamos a ver Beaufort y su cooperativa de leche donde hay una exposición sobre la fabricación del queso terminando en su tienda de la cual nadie se va sin comprar. Degustamos los quesos en la furgoneta con unas cervezas, cargamos agua en la furgoneta y después de un paseo por las afueras del pueblo en busca de una cascada que no logramos encontrar, decidimos ir a visitar Areches, otro pueblecito de montaña muy turístico en el que apenas hay sitio para aparcar, por lo que conducimos hasta el Barrage de St Guèrin, un lugar impresionante, un lago artificial o pantano en medio de las montañas. Aparcamos junto al lago, damos una vuelta por la presa hasta que anochece, cena en la furgo, partida de rummy y a dormir plácidamente.

Día 11: Col de La Louze - Lacs de la Tempete
En medio del silencio nos despiertan una voces que proceden de unos altavoces situados a pie del lago y mucha gente que empieza a llegar y aparcar a nuestro lado, una competición de Triatlón comienza en el lago, abrimos las puertas traseras de la furgoneta y disfrutamos de la primera parte de la competición mientras desayunamos.
Col de La Louz
Sobre las 10:00 ya estamos preparados para la ruta de subida al Col de la Louze. Una vez que llegas al col tienes vistas del Mont Blanc nevado y de los valles. Desde aquí seguimos andando un poco más hasta los Lacs de la Tempete por un sendero de un kilómetro, entre piedras y bordeando la parte media de una montaña llegamos al primer lago pero decidimos alejarnos un poco más y comer en otros lagos que se van sucediendo a continuación.



Lacs de La Tempete

Día 12: Cormet de Roselend
Cormet de Roselend
Desde St Guèrin volvemos a Beaufort para comprar víveres y agua antes de poner rumbo al Cormet. Antes de llegar pasamos por otro pantano, el Barrage de Roselend, enorme masa de agua que forma parte de la central hidroeléctrica subterránea que se ha construido en torno tres lagos. Pasamos el Barrague por una carretera serpenteante que va ganando altura y llegamos al refugio du Plan de La Lai, que está atestado de coches, autocaravanas y furgonetas ya que desde aquí parten muchas rutas de senderismo y de escalada. Aparcamos un poco más arriba en un apeadero a pie de carretera desde el cual las vistas del valle y de la Roche du Vents son preciosas.

Cormet de Roselend
Álvaro y yo salimos a dar un paseo hasta el refugio y en unas rocas al lado del río vemos una marmota con sus crías. Comemos en el furgoneta pero hay tanto ruido de coches que no se puede descansar, así que vamos un poco más arriba y al llegar al Cormet de Roselend hay un aparcamiento amplio a ambos lados de la carretera desde el que se está más tranquilo. Desde aquí damos un breve paseo por el Combe de la Neuva de unos 40 minutos, un paseito llano, parece increíble, siguiendo el curso del río hasta un punto en el que comienzan las rutas más largas, subidas a Col y refugios, que decidimos dejar para el día siguiente. Vuelta a la furgoneta, cena y a dormir.

Día 13: Col du Grand Found 
Nos calzamos de nuevo las botas de montaña, preparamos unos bocadillos y decidimos volver por el Combe de la Neuva para iniciar desde allí la subida al Col du Grand Found, ruta preciosa que nos sorprende porque no nos esperábamos tener que atravesar neveros y distintos paisajes tan distintos y todos tan impresionantes. Al llegar al Col (2600 metros) las vistas sobre el circo que acabamos de atravesar son tan bonitas que te quedarías allí contemplándolo todo horas y horas.
Subida al Col Du Grand Found
Comienza la ruta remontando el curso del río que va ganando en altura, nos encontramos con algunos charcos de agua helada en medio de pequeñas praderas de hierba que van desapareciendo a medida que seguimos subiendo, para adentrarnos en un circo con un lago más grande entre neveros y zonas de hielo. A partir de aquí, el sendero se hace roca, señalizado por hitos, para dar paso a una zona de nieve que constituye la última parte del camino antes de llegar al Col.
Comemos en lo alto contemplando no sólo el camino que nos ha llevado hasta allí, sino otros valles y otros picos. El regreso no tiene tampoco desperdicio, ya que ahora puedes observar el camino que antes ibas dejando atrás, cuando tenías los ojos puestos en lo alto de la montaña. Después de unas cinco horas de caminata volvemos a la furgoneta para comer unos merecidos raviolis de queso que compramos en Beaufort. Ducha, descanso, breve paseo al atardecer antes de tomar una cena muy ligera y a descansar que estamos molidos.

Vistas desde el Col du Grand Found


lunes, 29 de octubre de 2018

Alpes franceses (II)

Día 6: Annecy - Chinaillon - Megève
Annecy
Por la mañana volvemos de nuevo al casco histórico de Annecy, aunque antes de entrar damos una vuelta por un parque botánico que hay al lado del lago desde el que puedes alquilar barcas para dar un paseo por el lago o llegar hasta la isla de los cisnes. En la parte peatonal de Annecy nos encontramos con un mercadillo de productos artesanos y locales, con lo cual es prácticamente imposible transitar por las calles abarrotadas de turistas, a pesar de lo cual es una delicia ver los puestos de verduras y frutas del terreno, junto a otros productos más elaborados como fiambres, dulces, cervezas, vinos o licores...
Chinaillon
Subimos hasta el castillo para alejarnos de tanto jaleo y decidimos marcharnos hacia Chinaillon, pueblo de montaña entre estaciones de esquí en una de las cuales aparcamos para freír nuestros filetes y con la intención de quedarnos a dormir pero están construyendo una casa al lado d los remontes y hay un trasiego de camiones y de obras que perturban la tranquilidad del lugar. Después d una pequeña siesta continuamos conduciendo por el Col de la Colombière, puerto impresionante de montaña por donde hace unos días ha pasado el Tour ya que aún quedan los nombres de los participantes escritos en el suelo de la carretera. La bajada del Col es de vértigo, carretera estrecha y sin quitamiedos aunque con vistas preciosas. Al llegar a Saint Gervais de Bains descubrimos otro pueblo atestado de hordas turísticas, de hecho parece el Benidorm de los Alpes; área de caravanas atestada y con un olor borroso a orines así que nos vamos de allí hasta Mègeve pueblecito muy mono y no tan lleno de gente. Aparcamos en el parking de un Carrefour Market y en unos diez minutos estamos en el centro de un pueblecito con encanto aunque para mi gusto lo afea un poco las tiendas marca carísimas y las mujeres de los jeques árabes por allí paseando. Cenamos en una pizzería, Spiaggi,  asequible de precio y donde todo estaba muy bueno.

Día 7: Mègeve - Chamonix
Les Bossons
Primera caminata de las vacaciones, desde el pueblo hasta la cascada La Belle du Bois que se encuentra en un lugar escondido al que se accede por una pared de roca con una cuerda para agarrarse y escalones de metal para apoyar los pies, divertida bajada y nada peligrosa en esta época del año. Continuamos hasta Rocheburne, unas dos horas más de subida, por un sendero en el que van apareciendo unos paneles explicativos de los animales de la zona. Llegamos a la estación de esquí de Rocheburne exhaustos de calor pero de regalo aparece las vistas de picos y montañas de los Alpes, por fin habíamos llegado a la montaña que es lo que nos gusta. Hay un teleférico que te sube y te baja por unos 15€ y un restaurante también por si quieres dejarte allí el bolsillo y tomar algo.
Sobre las seis de la tarde, una vez finalizada la ruta y tras un pequeño descanso en la furgoneta nos dirigimos hacia Chamonix. Necesitamos una ducha urgente así que entramos en el camping Le Deux Glaciares y qué buena elección porque desde nuestra parcela vemos dos glaciares, Bessons y Taconaz, así como L´Aiguille du Midi y el Mont Blanc. Al lado de la furgoneta tenemos también un pequeño riachuelo que baja del glaciar, la tranquilidad del lugar es especial y se respira desde nuestras sillas mientras contemplamos impresionados los glaciares y el Mont Blanc. Duchas calentitas y a dormir que ha sido un día duro.

Día 8: Chamonix
Place du Mont Blanc
Este día nos lo tomamos de descanso así que cogemos el autobús para ir a Chamonix y dar un paseo por su centro peatonal lleno de tiendas de montaña y de souvenirs junto a restaurantes de todo tipo. Los mejor del pueblo es La place du Mont Blanc donde se encuentra la estatua de Balmat señalando a Saussure la ruta de ascensión al pico. Hace sol y los glaciares y los picos resplandecen por encima de nuestros ojos otorgándole al lugar una belleza excepcional. Volvemos al camping para comer en el restaurante unos escalopes a la savoiarde deliciosos, pasamos allí la tarde descansando, leyendo, tocando los instrumentos y sobre las 19:00 damos un paseo por lo alrededores del camping hasta el teleférico que sube al Glaciar des Bossons donde hay un restaurante en el que por fin llegamos a tiempo y podemos cenar una fondue.

Día 9: Glaciar Des Bossons - Les Pyramids - Beaufort
Subimos al glaciar por una ruta que apenas te da tregua, todo subida hasta el Chalet desde le cual puedes acercarte a un mirador para ver más de cerca el glaciar. Como nos parece poco seguimos hacia Pyramids, a la mitad de la ruta llega un momento en que vas viendo Bossons a un lado y Taconnaz a otro. Seguimos subiendo hasta llegar al Chalet Des Pyramids, carísimo, donde no puedes ni asomarte a su terraza si no consumes, pero al lado hay un mirador sobre el glaciar, maravilloso. Desde aquí continúa el sendero hacia La Jonction que fue el lugar por donde subieron Balmat y Packard en 1786 para completar la primera ascensión al Mont Blanc.
Descanso y comida en la furgoneta antes de partir hacia Beaufort, siguiendo a partir de ahora la Route des Grandes Alpes.

Glacier des Bossons desde Pyramids

viernes, 26 de octubre de 2018

Alpes Franceses (I)

Este verano por  fin fuimos a los Alpes franceses, era un viaje que teníamos pendiente pero no sabemos por qué siempre sucedían cosas que nos impedían ir o cambiábamos de destino en el último momento como solemos hacer. Y así fue ya que en principio íbamos a ir a los Pirineos franceses pero el día antes de viajar nos enteramos de que disponíamos de más días libres por lo que decidimos antes de salir de casa poner rumbo a los Alpes.

Día 1: Madrid - Biescas
Como nuestra intención era ir primero a Pirineos decidimos pasar a Francia a través de ellos y evitar la costa catalana donde hace bastante calor para dormir con la Furgoneta. Salimos muy tarde de Madrid por lo que llegamos a Biescas de noche y para dormir.

Día 2: Biescas - Sallent De Gállego
Sallent de Gállego 
Un breve paseo por el pueblo de Biescas para comprar comida, desayunar y llenar el depósito de Manuelita. Seguimos hasta Sallent De Gallego donde nos topamos con el Festival Internacional de música Pirineos Sur, que cuenta con dos escenarios, uno en Lanuza y otro en Sallent donde además han montado un mercadillo de puestos de artesanía, ropa y comidas del mundo. Aquí nos sentamos a degustar unas sidras y a comer crepes y piadinas. Siesta en la fugo, tocata de instrumentos y paseo por el pueblo para comprar algo de cenar en el supermercado. Compramos también un queso de cabra casero y un vino de los Pirineos para degustarlo todo junto, delicioso. Pasito nocturno por el pueblo que tiene un ambientazo impresionante.

Día 3: Lanuza - Portalet - Pau
Nos acercamos andando a Lanuza por la orilla del lago con mogollón de gente, coches aparcados, furgonetas, la zona de acampada abarrotada y llegamos hasta el escenario de los conciertos.
Embalse de Lanuza
Volvemos a la furgoneta para poner rumbo a Francia, aunque paramos a hacernos la comida en la estaciono de esquí de Portalet - Anayet para freírnos unos filetes y después de una breve siestanos damos una caminata por la pista de esquí hasta llegar a una caseta desde la cual se ve el Anayet y desde donde hay unas vistas muy bonitas. En la subida vemos un rebeco en lo alto de las montañas, majestuoso y altivo, dominando el valle con ojo avizor.
Cruzamos Col Du Portalet y empezamos a bajar hacia Laruns y es entonces cuando decidimos no parar en esta zona y dejarla para otra ocasión. Seguimos conduciendo hasta Pau donde llegamos sobre las 20:30 y aparcamos al lado de la estación de tren, en un parking donde hay muchas autocaravanas además de gratuito y cercano al centro. Damos un breve paseo por el casco histórico de Pau, bajamos en el funicular que es gratuito y nos metemos en la fugo a cenar y dormir que al día siguiente queda un largo viaje.

Día 4: Pau - Grenoble
Pau
Día dedicado a viajar ya que queremos llegar a Grenoble y no hacer más largo el trayecto hasta los Alpes. Por la autopista pasamos por Carcassonne, impresionante ciudad medieval que llevamos tiempo intentado visitar. En esta ocasión tampoco va a poder ser y menos mal que decidimos no entrar ya que más tarde nos enteramos que ese día finalizaba allí la 15ª etapa del Tour. Paramos en un aire a comer y descansar un rato para seguir conduciendo hasta el área de caravanas de Grenoble adonde llegamos a las diez de la noche para encontrar un hueco donde aparcar, cena y a dormir.

Día 5: Grenoble - Annecy
Annecy
Antes de ir a un supermercado a por víveres hemos cargado agua en el área de caravanas gracias a un francés que nos prestó su manguera para poder echar agua del depósito. Después de una breve visita al casco histórico, habíamos estado hace años y ya lo conocíamos, ponemos rumbo a Annecy intentando alejarnos un poco del calor de la ciudad. De camino encontramos una playa en el lago y no podemos resistir aparcar para darnos un chapuzón antes de llegar al preciso pueblecito medieval de Annecy, con sus canales, sus edificios de piedra, palacios con torreones y un castillo en lo alto. Casco histórico peatonal abarrotado de gente y de restaurantes que ofrecen especialidades savoyardas como la Fondue o la Raclette. Annecy es tan bonito que a veces parece que estés paseando por un parque temático medieval. Cena en la furgo y a dormir al lado del puerto, zona un poco ruidosa debido al gran tráfico de la carretera pero no hay otro sitio.



jueves, 30 de agosto de 2018

Semana Santa en Alentejo

Comienza la semana santa 2018 y volvemos de nuevo a Portugal porque nos encanta y nos parece fascinante, además de nuestra intención de descubrir aquellos lugares por los que aún no hemos pasado en anteriores ocasiones. En este caso viajamos al Alentejo.

Día 1: Madrid - Elvas

Ciudad patrimonio mundial que aparece encerrada entre sus murallas y fortificaciones, preservando muchos siglos y civilizaciones en su interior, desde los árabes que construyeron la primera muralla hasta los Templarios e incluso Lord Wellington en el siglo XIX. Todo ello le ha otorgado a la ciudad una serie de fortificaciones abaluartadas con fosos y murallas que van rodeando la ciudad situada en lo alto de un promontorio y volcada hacia sus laderas.

Praça Da Republica

Excelentes vistas desde el mirador del castillo, calles adoquinadas, una picota que da acceso a un arco que te introduce en unas preciosas calles estrechas, amarillas y blancas, llenas de macetas y flores, con un encanto árabe que te transporta a otro siglo. En la Praça Da República encontramos la catedral y la casa de la cultura que está situada en un antiguo Palaço Do Concelho con arcos pintados en amarillo y blanco.
Paseo por las calles de Elvas sin apenas gente y con la mayoría de las tiendas cerradas porque es sábado, excepto tiendas de sábanas y toallas para los turistas. Infusión, lectura, música y descanso en la furgoneta antes de irnos a cenar.
Para cenar elegimos el restaurante O Lagar de cocina portuguesa y que ya conocíamos. Espectacular el arroz de marisco que pedimos pero también los postres y la carne, una delicia cenar aquí. Dormimos detrás del Hotel en un parking pegados a la muralla dentro de la fortificación.

Día 2: Elvas - Vila Viçosa - Évora
El domingo nos dirigimos hacia Évora por las carreteras nacionales que van atravesando campos y pueblos. En medio de canteras de mármol y viñedos atravesamos Borba y paramos en Vila Viçosa, una población dedicada al mármol hasta tal punto que la plaza está enteramente construida con este material, desde los adoquines del suelo hasta los bancos, fuentes e incluso la iglesia y hasta el Palaço Ducal. Visitamos también su castillo que alberga un museo de arte, casas blancas muy cuidadas y encaladas, con balcones decorados con azulejos y pintura azul y amarilla.
Llegamos a Évora a la hora de la comida y aparcamos al lado del acueducto, después de una siesta en la furgo atravesamos la muralla para adentrarnos en una ciudad patrimonio mundial de la Unesco. Casco histórico medieval con algunas ruinas romanas y hasta un templo dedicado a Diana. Merendamos en una cafetería en la Praça Da República y degustamos una Queijada de Lamego y una de Feijoa, por supuesto deliciosas. Paseo por la muralla antes de comprar en un Pingo y dormir en el parking del acueducto.

Día 3: Alcaçer Do Sal - Troia - Lagoas de Santo André
Desayuno frugal en la cafetería del Pingo Doce y ponemos rumbo a la Península de Troia. En el camino hacemos una parada en Alcaçer Do Sal, un pueblo pegado a la ribera del río Sado, de casas encaladas y protegidas por un castillo. Al otro lado del pueblo y del río hay un agradable paseo donde encontramos un Skate Park y un parking lleno de caravanas.
Alcaçer Do Sal
Desde aquí continuamos hasta Troia, adentrándonos en su península de una belleza curiosa entre dunas protegidas que albergan pinos casi al lado del mar y urbanizaciones, campos de golf, apartamentos y hasta un casino, un centro turístico que nos decepciona un poco, pero si te olvidas de ello y paseas por la playa Bico Das Luas te encontrarás en un arenal blanco lleno de gaviotas de una belleza impresionante. Antes de llegar a Troia se puede visitar el pueblo y la Playa de Comporta, desde donde también salen los ferrys que cruzan al otro lado y llegan a Setubal. Para dormir llegamos a las Lagoas de Santo André, dos lagunas separadas del mar por una gran duna. Puesta de sol preciosa, paseo breve por la playa ya que hace frío y cena en la furgoneta puesto que allí no hay ni un sólo restaurante que esté abierto.

Día 4: Sines - Porto Covo
Martes que amanece nublado y frío en las Lagoas aunque después de desayunar sale el sol y queda un día buenísimo. Después de vaciar el depósito del agua de la furgo, cargar de nuevo y echar gasolina visitamos el pueblo de Sines.
Sines
Grata sorpresa cuando descubrimos un pueblito con aires marineros donde nació Vasco de Gama. Un gran puerto y una playa entre dos espigones que convierten sus aguas en tranquilas e ideales para el baño. El centro histórico, peatonal y de calles adoquinadas entre casitas blancas y azules es delicioso, asomándose desde su castillo al mar. Comemos en un bar llamado Ponto de encuentro un menú de comida casera portuguesa. Este bar se encuentra en la plaza frente al castillo y su reloj y al lado de la escuela de música. Pasamos la tarde en la playa Vasco de Gama dibujando el paisaje y tocando el Ukelele para dirigirnos después hacia Porto Covo.
Porto Covo
La carretera que nos lleva a Porto Covo va pegada a los acantilados donde hay varios espacios para aparcar y admirar el paisaje que es espectacular. Llegamos poco antes del pueblo a un parking grande donde dejamos la furgoneta y desde el que hay unas vistas preciosas de toda la costa a la que llaman "las catedrales del mar". Damos un paseo por el sendero que serpentea entre las rocas de los acantilados disfrutando del oleaje y descubriendo pequeñas calas de arena, algunas accesibles con escaleras y otras de difícil acceso o prácticamente imposible. Cena en la furgoneta con el mar rompiendo en grandes olas contra las rocas, produciendo un sonido que se escucha desde la cama.

Día 5: Vila Nova De Millones - Praia Do Carvalhal
Nos levantamos temprano para sentarnos en uno de los bancos que hay diseminados por las rocas y dibujar desde ahí los acantilados y después de desayunar nos dirigimos hacia Vila Nova De Milfontes, un pueblecito de casas blancas y azules como viene siendo tradicional en la costa alentejana, un castillo de 1642 que es propiedad privada y tres playas: dos sobre el río Mira y una que da al Atlántico. Comemos una cataplana de marisco en  Tasca Do Celso y a continuación paseo por un sendero sobre el acantilado antes de ira buscar un lugar para cenar y pasar la noche. Llegamos a Zambujeira Do Mar pero no se puede aparcar la furgo ni en el pueblo ni en la playa así que decidimos seguir hasta Praia Do Carvalhal  para pasar la noche junto a un par de autocaravanas. La puesto de sol es preciosa en esta calita de arena blanca y rodeada de grandes rocas.

Día 6: Odeceixe - Beja
Amanece nublado y con pocas ganas de estar en la playa a pesar de que no hace mucho frío, por lo tanto decidimos ir a ver Odeceixe y sus playas.
Paramos a desayunar en el pueblo anterior, Baiona, en un lugar que venden Paõ alentejano y donde nos comemos unas torradas y un bolo de maça de noz, delicioso todo junto a un par de galãos y una leche con chocolate. Llegamos a Odeceixe para visitar su molino de viento que aun sigue en funcionamiento y situado en la parte alta del pueblo desde donde se divisan las casitas blancas que lo forman sobre un promontorio y sobre el río, todo ello con un sabor árabe que recuerda siglos pasados. Muchos bares para comer en el pueblo, que abandonamos para ir a la playa de Odeceixe, ubicada a un par de kilómetros del pueblo entre el río y los acantilados.
Comemos en un parking que situado en la parte alta del pueblo y desde el que parte el sendero que discurre por los acantilados de la costa. Después de comer caminamos por dicho sendero para hacer una pequeña caminata, que nos permite ver los nidos de las cigüeñas hechos en las rocas de los acantilados. Sobre las siete de la tarde decidimos conducir hasta Beja y así ir acercándonos a España.

Praia de Odeceixe
Día 7: Beja - Mérida
La noche anterior al llegar a Beja buscamos un lugar para aparcar la furgoneta y cenar, estábamos cerca del centro porque anduvimos por alguna de sus calles peatonales y desde donde dormimos podíamos ver la torre del castillo. Desayunamos en una cafetería unas torradas y dulces típicos portugueses junto a un par de cafés para adentrarnos en el casco histórico que por unas callejuelas peatonales te lleva a la Praça Da República y desde ahí hasta el castillo, a cuya torre puedes subir y caminar por sus murallas. Seguimos nuestro paseo y podemos ver una ventana de estilo manuelino, un mural hecho con materiales reciclados de un artista portugués conocido y del que ya habíamos visto otras dos fachadas en Lisboa e incluso entramos en una excavación arqueológica. Comemos en Adega 25 de Abril una bodega típica portuguesa que está a rebosar de gente aunque llegamos en el momento justo y quedaban apenas dos mesas libres. Por la tarde viajamos hasta Mérida adonde llegamos por la noche y aparcamos al lado del Museo de Arte, cerca del anfiteatro y del circo.

Día 8: Mérida - Madrid
Visita al Teatro y al Anfiteatro romano, paseo por las calles de Mérida hasta llegar a la Alcazaba y vuelta a la furgoneta para comer en un bar que había enfrente, servicio horroroso, el bar lleno y la comida bastante mediocre. Por último visitamos el Circo Romano y ya de vuelta a Madrid que se acaban las vacaciones de Semana Santa.

Anfiteatro de Mérida

miércoles, 7 de febrero de 2018

Entre España y Portugal (III)

Ericeira
Nos despertamos en el parking que está antes de llegar a la Praia Foz de Lizandro y desde el que se ve esta espectacular playa que ya desde bien temprano se llena de surferos y escuelas de surf, las vistas desde el acantilado son una maravilla. Después de desayunar visitamos Ericeira, un pueblo blanco, con casas que han conservado detalles antiguos con muy buen gusto, junto a calles peatonales llenas de gente paseando, bares, tiendas de surf, pastelerías... hasta llegar a la playa y al puerto. Comemos en la Praia Sao Lorenzo donde hemos quedado con un Luthier y pasamos la tarde aquí tomando un poco de sol y bañándonos en el agua helada del Atlántico. Vuelta a Ericeira para cenar en  su mercado que ha cambiado los tradicionales puestos por otros estilo Gourmet, donde nos pedimos unas piadinas, sushi y unas cervezas artesanas (Cinco Chegas) que tienen unas etiquetas tan bonitas que nos las llevamos para pegarlas en la furgoneta, son dos pinturas tipo cómic de Lisboa y de Coimbra.
Llega la noche y pensamos dormir en la Praia de Coxos pero hace tanto aire en ese acantilado que se mueve hasta la furgoneta, por lo que damos media vuelta y volvemos a Praia Sao Lorenzo para dormir allí ya que el parking está a nivel de playa y el aire se nota menos.
Ericeira
A la mañana siguiente decidimos seguir por la zona y vamos a pasar el día a la Praia Foz do Lizandro, enorme y con mucho ambiente surfero aunque no hay muchas olas, lo cual suponemos que es bueno para el aprendizaje. La comida en Ericeira en el Club Naval donde primero eliges el pescado que quieres, fresco por supuesto, lo pesan para que sepas el precio y si tienes suficiente para comer y después se lo llevan para ponerlo a la brasa de donde te lo traen para que disfrutes de algo tan delicioso y encima tan barato, que más puedes pedir. De nuevo tarde de playa en Foz Do Lizandro, que ahora ha sido tomada por el Kitesurf, hasta que el frío de la brisa del mar nos obliga a irnos y ponemos rumbo a Sintra donde pasaremos la noche.

Praia Foz do Lizandro

Chalet de la Condesa D´Edla
En Sintra conseguimos aparcar en el centro, en un parking desde el que se ven las chimeneas del Palacio Nacional y que lo normal es que esté abarrotado de turistas, pero como llegamos por la noche apenas hay unas cuantas furgonetas y autocaravanas, es tan confortable el lugar que permanecemos aquí dos días. Al día siguiente de nuestra llegada subimos andando hacia el Palacio Da Pena, caminata recomendable ya que para subir en coche es una locura y en autobús lo mismo, así que unos cincuenta minutos de subida entre villas y palacios antes de adentrarte en la montaña.
Palacio Nacional desde el parking
Cuando llegamos al Palacio compramos la entrada combinada de Palacio y jardines, aunque después nos arrepentimos porque es tanta la gente que hay para visitar el palacio que estamos una hora en la cola y por dentro es bonito pero tampoco tanto, con lo pagando la entrada de jardines lo ves por fuera que es lo realmente espectacular. Los jardines son enormes y merece la pena un paseo por ellos hasta El Chalet de la Condesa D´Edla, un palacete cuyo revestimiento exterior es de corcho, un lugar muy curioso; hasta llegar aquí pasas por lagos, una fuente árabe, invernaderos, secuoyas enormes, helechos, una granja y las caballerizas.
Quinta da Regaleira
A la mañana siguiente desayunamos en Casa Piriquita el típico Travesseiro, un hojaldre relleno con una deliciosa crema de almendra y yema; nos acercamos paseando hasta la Quinta da Regaleira entre mansiones y jardines y aunque no entramos es preciosa también desde afuera, lo dejaremos para la próxima vista ya que estábamos un poco cansados de hacer colas largas para entrar. Volvemos sobre nuestros pasos y seguimos caminando por la Alameda Volta do Duche, un largo paseo lleno de artesanía y artistas locales con sus puestos hasta llegar a la Fábrica das Verdaderas Queijadas da Sapa, donde no podemos resistirnos a tomar un café y unas queijadas, pasteles rellenos con una mezcla de queso fresco, azúcar y canela. Nuestro viaje casi está llegando a su fin, ponemos rumbo hacia Lisboa porque Álvaro quiere conocerlo y al llegar allí aparcamos un poco antes del Mosteiro dos Jerónimos y caemos el tranvía para llegar al centro de Lisboa, comemos y pasamos allí la tarde dando un paseo por Bairro Alto, Chiado, Rossio y vuelta a la furgo bastante cansados para conducir hasta Madrid.


martes, 6 de febrero de 2018

Entre España y Portugal (II)

Puebla de Sanabria
Abandonamos Puebla de Sanabri a por la tarde para dirigirnos a Acebo (Cáceres), un pueblecito de la Sierra de Gata, pero como la distancia es larga y no vamos a llegar antes de cenar, pasamos la noche en Ciudad Rodrigo (Salamanca) y nos quedamos a dormir cerca de la muralla en un parking un poco ruidoso pero muy cercano al casco histórico, lo cual nos permite dar un paseo nocturno y disfrutar d aun concierto de mariachis en la plaza Mayor. Después de un paseo hasta la catedral, subimos por la muralla y volvemos a la furgo después de un día muy largo y cansado. A la mañana siguiente conducimos hasta Acebo adonde llegamos sobre la una del mediodía y nos dirigimos hacia las piscinas naturales de Severo donde hemos quedado con otro amigo para hacer un poco de música antes del concierto de Portugal. Pasamos el día en las piscinas, con su agua helada y refrescante y al caer la noche nos acercamos a Hoyos a disfrutar de una cena y un concierto de guitarra clásica. Para dormir elegimos un parking de tierra situado enfrente del parking desde el que accedes a las piscinas de Jevero y madrugón para viajar hasta Ladoeiro (Portugal) donde tendrá lugar el concierto.

Buddha Eden (Óbidos)
Una vez finalizado ponemos rumbo a Óbidos, en este viaje pasamos por varias zonas arrasadas por el fuego, carbonizadas y llenas de cenizas, e incluso vemos un incendio activo muy cerca de la autopista y coches de bomberos en los pueblos y entre los árboles. Hace demasiado calor y el ambiente es tan seco que el viaje se hace demasiado largo y cansado, por lo que descansamos en Santarem, paseando por su casco histórico totalmente vacío y llegando hasta Portas do Sol, un parque alrededor de la muralla de la ciudad desde el que hay unas vistas estupendas sobre el río Tajo. De nuevo en la furgo conducimos un poco más y llegamos a Óbidos para dormir en un parking de tierra que hay al lado del casco histórico donde hay más furgonetas y caravanas. A la mañana siguiente descubrimos una pequeña ciudad árabe encerrada en una muralla que puede recorrerse andando si careces de vértigo, precioso casco histórico a no ser por las hordas turísticas que lo afean bastante, la calle principal parece un parque temático de Gingiha, dando incluso una sensación de claustrofobia que te invita a salir corriendo de allí, una pena porque es un lugar precioso. Lo mejor una librería situada en una antigua iglesia, frescor, poca gente, silencio y libros, un oasis en medio de las multitudes de las callejuelas. A las afueras de Óbidos podemos visitar el Buddha Edén, un jardín con esculturas gigantes de Buddha. lagos artificiales y reproducciones de los guerreros de Siam, un lugar curioso aunque muy artificial todo y sobre todo calor ya que está situado en medio de los viñedos de la Quinta Dos Louridos, ambos del mismo dueño; Comida en el restaurante Mae D´agua situado en el pueblo El Salobral donde degustamos un arroz linguereira, arroz con navajas, y una botella de vino de la Quinta Dos Louridos, todo buenísimo por no hablar de los postres que son espectaculares (Troxo de ovos y Pao de l´o).
Praia Do Quebrado (Peniche)
Por la tarde llegamos a Peniche para ver la playa Supertubos y para nuestra sorpresa el mar está más tranquilo que el Mediterráneo, aunque no nos importa y después de un pasito playero nos quedamos a adormir allí mismo, lugar solitario y sin ruidos donde descansamos estupendamente. A la mañana siguiente visitamos el casco histórico de Peniche, con un poco de mala suerte ya que nos encontramos el fuerte cerrado así que decidimos hacer una caminata por la muralla del otro lado de la península hasta llegar a Praia do Quebrado donde tomamos un aperitivo en el Bar do Quebrado desde donde se ve la famosa Praia do Baleal y su isla; Por la noche vamos a un concierto de Ana Moura en Expomalveira y desde aquí nos acercamos a dormir a Ericeira.

Entre España y Portugal (I)

El verano de 2017se presentó un poco accidentado, tanto que nos hizo cambiar de planes varias veces. Después de unos días en el camping de El Escorial huyendo del calor de Madrid y planeando a donde ir con Manuelita, decidimos pasar unos días en La Nava del Barco, un pueblo de la sierra de Gredos donde un amigo nos dejó aparcar la furgoneta en un castañar propiedad de otros amigos. Días de descanso frente al agua helada del río en la que te sumerges y sales renovado, días de lecturas, de charlas y de música, de risas y paseos por la montaña. Nuestro siguiente destino fue Barca de Alva en Portugal donde vimos el Duero y sus cruceros a punto de salir a navegar y remontar el río hasta Oporto.
Ciudadela de Bragança
Decidimos entonces continuar conduciendo hasta Mirando Do Douro por una carretera que discurre paralela al cauce del río, con laderas pobladas por viñedos y almendros, atravesando pueblitos encaramados en las montañas. Carreteras secundarias sin apenas tráfico que atraviesan cultivos de calabazas, parras y extensos campos quemados por el fuego de los veranos. Por fin llegamos a Miranda con una luna llena que se refleja sobre el Duero y sobre la presa a nuestros pies. Aparcamos detrás del restaurante O Mohino, un parking con vistas al Duero a sus laderas escarpadas que están ya en España, donde cenamos unas pizzas y unos risois y a la cama que la tenemos enfrente. Al día siguiente visita a la ciudad amurallada, compras en un Pingo Doce, lavandería para la ropa y sobre las seis de la tarde ponemos rumbo a Braganza.

Bragança
Salimos de Portugal para entrar en España y pasamos por el pueblo de Moveros, donde nos topamos con una asociación que canta canciones populares y del folklore de la zona. Son las fiestas del pueblo y este grupo hace una representación de un sainete y una exhibición de danzas y cantos populares de Castilla y de Portugal (Danza de Pauliteiros); Llegamos a Braganza de noche y después de dar un par de vueltas a la ciudad buscando sitio para aparcar encontramos un área de caravanas al lado de la Ciudadela pero está llena así que al final nos quedamos en un barrio cercano bastante silencioso. Por la mañana visita a la Ciudadela y al casco histórico un de sabor medieval encantador.
Rio de Onor
Siesta obligada para conducir después hacia Rio de Onor, precioso pueblo en la frontera con España donde las casas son de esquisto junto a huerto comunales regados por un río, un camping, una casa rural y un par de bares rodeados de casas antiguas del pueblo. Dormimos junto al cementerio y con las campanas de la iglesia tocando cada media hora. A la mañana siguiente destino Puebla de Sanaría viajando entre pinos y montañas donde habita el lobo ibérico, paisaje espectacular de montañas fronterizas en los que apenas nos cruzamos con coches hasta llegar a Puebla de Sanaría lugar muy turístico porque además hay un festival medieval y están engalanando su casco histórico. Comemos en La Posada de la Puebla de Sanaría y nos vamos a descansar a la orilla del río, un espacio con césped y sombras desde donde se disfruta del frescor del agua mientras admiras la muralla y el castillo de la ciudad.

Puebla de Sanabria